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miércoles, 30 de marzo de 2016
JAMES DEAN
martes, 22 de marzo de 2016
LA CAZA
Estamos en Semana Santa y creo que casi todos hemos oído la historia en la que Pilatos pregunta al pueblo a quien debe salvar si a Jesucristo o a Barrabás. Teniendo en cuenta que uno era un profeta, el hijo de Dios en la tierra,... uno supondría, que por todas sus buenas acciones esta comunidad debería tenerle cierta estima, en cambio, Barrabás era un ladrón, lo que entendemos por una mala persona; sorprende muchísimo (incluso al mismo Poncio, que pregunta hasta en 3 ocasiones) que pidan a gritos la liberación de Barrabás y no la de Jesús.
Este pasaje de la Pasión de Jesús me ha hecho pensar que, desde hace mas de 2000 años la humanidad se comporta como una jauría de perros, atacando al más débil. Con ese nombre, La Jauría Humana (The Chase), el autor Horton Foote recoge en este libro una historia de las que se queda contigo.
Un hombre que se ha escapado de la cárcel no tiene otro objetivo que volver a su pueblo para reencontrarse con su chica, pero sus vecinos, gentes con unas vidas no muy ejemplares, emprenden contra él una auténtica cacería, como si se tratara de una diversión más, aunque empujados por motivos más allá de la mera diversión. Sólo el sheriff, un hombre integro y cabal, tratará de evitar su linchamiento por todos los medios, arriesgando su propia integridad.
La película, basada en este libro, hace una fiel adaptación de esta trágica historia. En ella, la vida de un pequeño pueblo de Texas, se verá alterada cuando les llega la noticia de que Charlie "Bubber" Reeves (Robert Redfors) se ha fugado de la cárcel. En este pueblo, el banquero Val Rogers tiene una gran influencia sobre todos sus vecinos.
El Sheriff Calder, interpretado magistralmente por un maduro Marlon Brando, sigue creyendo en la inocencia de Bubber, que ha sido encarcelado injustamente y está seguro de que se dirige a la ciudad para reunirse con su esposa Anna (Jane Fonda). Lo que Bubber no sabe es que su esposa mantiene una relación "especial" con el mejor amigo de Bubber, Jake, hijo de Val Rogers(el banquero) interpretado por James Fox.
La huida de Bubber no es como había planeado, su compañero de fuga le abandona a su suerte, tras asesinar a un desconocido y llevarse su coche y sus ropas.
La gente del pueblo tiene sus propios problemas de los que sentirse culpables, o inocentes, y cuando reciben la noticia, deciden pasar la noche del sábado bebiendo, bailando..etc, mientras esperan la llegada de Bubber al pueblo. Entre ellos destacaremos a Emily Stewart (Jane Rule) que no oculta su atracción sexual por Damon Fuller (Richard Bradford) ni siquiera delante de su marido Edwing (Robert Duvall).
A lo largo de la noche, la bebida y las disputas van en aumento, un grupo de vigilantes piden al Sheriff Carter que tome cartas en el asunto, lo que para ellos significa que detenga a Bubber, que le impida que entre en el pueblo y no les importa que sea vivo o muerto.
Calder se niega a obedecerles, cree que Bubber no es capaz de hacer daño a nadie y lo que quiere es detenerle para devolverle a penal de una pieza y, si puede ayudarle a salir de allí como un hombre libre lo hará, sin embargo, sus vecinos no ven las cosas desde su mismo punto de vista, le darán a Calder una gran paliza antes de que su fiel esposa Ruby (Angie Dickinson) pueda llegar a su lado.
Bubber consigue colarse en el pueblo y se esconde en un desguace de coches. Anna y Jake se reúnen con él para intentar ayudarle, la gente del pueblo les sigue, con la intención de "dar caza" a Bubber, y, en su delirio, se les ocurre incendiar el lugar, para obligar al fugitivo a salir de su escondite. El fuego se descontrola y una explosión hiere de muerte a Jake.
Calder consigue llegar al lugar y, a riesgo de perder su vida, se interpone entre el grupo de gente que está allí y Bubber. No sin dificultad el Sheriff consigue su objetivo de sacar de allí con vida al chico, aunque su trabajo está lejos de haber terminado.
A las puertas de la comisaría hay gran cantidad de gente impaciente, todos quieren ver cómo el sheriff conduce a Bubber de vuelta a donde ellos creen que pertenece. Todo parece ir bien pero a dos pasos de la puerta alguien dispara a Bubber, el chico ha muerto delante de gran parte del pueblo, como si se tratase de un moderno circo romano.
La película dirigida por Arthur Penn navega por infinidad de temas con maestría. El racismo (incluyendo escenas en las que varios hombres negros son acosados por hombres blancos), revolución sexual (varios de los personajes viven sus affaires de un modo abierto), la corrupción en un pequeño pueblo (todo el mundo cree que Val Rogers tiene a Calder en el bolsillo por el mero hecho de ser quién le nombró Sheriff), la vigilancia callejera (la gente del pueblo desafía abiertamente a Calder cuando deciden perseguir a Bubber por su cuenta).
Supuso un antes y un después en la carrera de un desconocido Robert Redford, así como un paso en esta etapa de madurez interpretativa de Marlon Brando, 4 años antes de que interpretase al mítico "Don" Vito Corleone, en El Padrino.
Jane Fonda fue elegida para el papel de Anna superando a Faye Dunaway, la otra finalista que, al año siguiente, rodaría junto a Arthur Penn Bonnie and Clyde, esta vez fue ella la elegida y no Jane Fonda.
El paso del tiempo no ha hecho mella en la lucidez en la que se recrean los peores instintos del ser humano en esta película y cómo, amparados en el anonimato de la multitud, somos capaces de ser juez y jurado de otros. La película también nos deja una luz de esperanza en el ser humano, representada en ese Sheriff, preocupado por hacer lo correcto en vez de someterse a la presión del grupo.
Esta película puede que no sea de las más conocidas para el gran público pero, para mí, es de visión obligada a ser posible en versión original, el acento sureño de Marlon Brando es fantástico y es casi un pecado doblar a Jane Fonda. Si aún no os he convencido...
viernes, 18 de marzo de 2016
GRACIAS JABOIS!!
Él lo explica mucho mejor que yo, pero estoy casi segura que todos hemos presenciado, situaciones parecidas que... como no han acabado en bofetada... ni es maltrato, ni es machismo, ¡Qué equivocados estamos!!!!. Lo más preocupante es que estas situaciones se producen entre gente muy joven, gente del S. XXI. Esta juventud hambrienta de todo que quema etapas a toda velocidad, sin saborearlas, convierten el amor, o lo que ellos creen que es el amor, en una meta más y, en esas ansias de amor, lo pierden todo, hasta perderse a si mismos, su dignidad y su amor propio. ¿Qué es lo que estamos haciendo mal?
MANUEL JABOIS 16 MAR 2016
Hace unas semanas en el aeropuerto de Peinador, Vigo, se despedía una parejita juvenil y enamorada. Él era un chico pálido, con esa blancura fantasmagórica en la piel que hace aflorar venas verdes en los brazos. Ella, una niña rubia con ojeras que no se quería despegar de él. Estuve observándolos un buen rato mientras me quitaba la ropa. Las medidas de seguridad de los aeropuertos tienen a veces cosas insólitas: te sacas el abrigo, la bufanda y las botas mirando de reojo a una pareja y esa pareja ya no sabe qué pensar. Bien pudieron dirigirse hacia mí diciendo: “A lo mejor de tanto desnudarte te va a empezar a pitar la cara”.
Finalmente ella se separó de él y dio varios pasos camino a los detectores. Entonces su pareja empezó a llamarla. Ella no se enteró, así que él, con esa sonrisa tonta que se nos pone cuando los demás oyen pero la persona a la que avisas no, insistió. Pero la chica miraba el móvil. Así que él, tan pálido, enrojeció un poco y volvió a llamarla, esta vez con los dientes apretados. A pesar de que bajó el tono de voz ella se dio la vuelta alarmada. Fue tan desagradable que al momento reconocí la ira contenida en la forma de pronunciar un nombre para que te atiendan: así llamaba yo a mi perro cuando no me hacía caso.
Era la voz de un amo, una especie de ultrasonido que ella detectó al instante a pesar de que dos segundos antes la había llamado a voz de grito. En cuanto el chico se olvidó de dónde estaba y le dio una orden, obedeció al instante. Tarde, porque al girarse de forma tan nerviosa, disculpándose tan patéticamente, él le dijo “ahora tira, anda” y se largó. En el avión, antes de despegar, ella escribió frenéticamente en el móvil. Cuando despegamos y se quedó sin cobertura, se puso a llorar.
Allí estaba aquella juventud eclipsada por el amor dirigiéndose a una relación de mierda. Allí estaba la niña haciéndose mayor en medio de algo que no reconoce como anómalo. Allí estaba el machismo de peor especie: el que sólo necesita modular el tono. El nombre de ella en boca de él: impaciencia, sumisión, acatamiento, amenaza. Fue desolador que no le diese una bofetada; si se la hubiese dado había allí, en el aeropuerto, varios voluntarios que le hubiesen partido la cara de inmediato. Pero no necesitó pegarle. Probablemente no lo necesite nunca. Y censure, muy concienciado, la violencia de género cuando salga en el telediario. Amaestradita la tienes, hijo de puta.
sábado, 12 de marzo de 2016
CURIOSIDADES
Me celebro y me canto a mi mismo
y lo que digo de mi lo digo de ti
porque lo que yo tengo lo tienes tu
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también
(Walt Whitman)
En Febrero de éste año una voluntaria encontró en los archivos nacionales de Washington una carta escrita por Walt Whitman.
Esta carta inédita data del 21 de Enero de 1866. En ella el soldado Jabo explica a su familia que no está lo suficientemente bien para ir a casa y que estas letras se las está dictando a un buen amigo.
En una entrevista que Whitman concedió al New York Times explicaba que él animaba a los soldados a escribir y que él lo hacía por aquellos que no podían (incluso si esas cartas eran de amor).
La Guerra de secesión Americana tuvo lugar entre 1861-65 y, esta carta es una más de esas historias que suceden en todas las guerras, vidas que se cruzan y que quedan para siempre marcadas.
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